15.3.08

PLACERES



Me has tocado mujer.
Y mujer que eres en mi lecho,
Desde tus dedos de ti me has hecho.
Con mi palma te he recorrido toda,
Con mi palma y mi piel lo he hecho...
Desde mi palma y mi piel y con mis huesos,
Desde mis huesos purificados en tu fuego
Y mi boca encadenada a la miel de tus senos,
Me has hecho...
Guardo tus ojos que gozan
Y me buscan en la penumbra de mi sombra,
Guardo los susurros bañados de tu sudor salado
Que en la misma penumbra me nombran.
Y quedo en tu cuerpo contraído entre tus brazos...
Y pertenezco a tus viseras y pertenezco a tus labios...
Me tienes unido a tus entrañas y temblando,
Tú me tienes sujeto a tu alma y sometido a tus encantos...
No me dejes ahora ni me abandones tan luego, mujer,
Que a un tiempo es más bueno,
Que a un tiempo es supremo...
Como dos náufragos de los mares del éxtasis,
Hénos aquí exhaustos pero abrazados,
Elevando plegarias al amor consumado,
Temblando y jadeando en un lugar sin formas,
En un instante perpetuado por el gozo de lo gozado.
Sobreviene la calma en el torbellino de miembros enredados...
Sobreviene la calma en esos océanos salados
De nuestros sudores mezclados.
Sigues presa de unas manos que todo tocan,
Y te buscan a tientas en penumbras ya sin sombras.
Me has tocado mujer y mi alma ha gozado
Y mi cuerpo tiembla
Y mi boca aún busca tu boca...
Vengo desde ti y ya no soy quien era.
Soy la sensibilidad en las yemas de tus dedos,
La agonía de unos huesos que extrañan tus huesos,
La miel en los labios de la mujer que aún me nombra.

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